Camino hacia el abismo




Capítulo 4


Vigilas desde este cuarto
donde la sombra temible es la tuya.

No hay silencio aquí
sino frases que evitas oír.

Signos en los muros
narran la bella lejanía.

(Haz que no muera
sin volver a verte.)

                          A.P.


El químico estaba en el laboratorio sintetizando una nueva partida de barbitúricos. En total tenía tres mil pastillas que debían ser distribuidas esa misma semana. El sistema de embalaje y packaging de la droga estaba a cargo de dos empleados dentro del mismo laboratorio, Amanda tenía una imprenta propia donde imprimía las cajas con el nombre de Toramine, el homónimo comercial para el compuesto sintetizado de una amina del hidróxido del ácido glutámico.
Boyle tenía la fórmula del barbitúrico gracias a que Merrell antes de morir se la pasó, es decir, le dijo dónde  guardaba celosamente la fórmula; ese lugar era una caja de seguridad en el banco de Argmstrom, allí la caja con la denominación numérica (629) tenía en su interior el cuaderno con el proceso completo de sintetización. No obstante ello Boyle conocía a un químico poco ortodoxo, una persona oscura, con un pasado que ocultar en una empresa de drogas lícitas. Este químico había sido uno de los científicos que habían participado en la investigación y el posterior tratamiento de un novedoso medicamento contra el cáncer que  resultó ser un fracaso total, y que algunos de sus compañeros de investigación acabaron con sus vidas con una bala en el cráneo debido a la catástrofe que se desató en aquel proceso de seguimiento de la droga en pacientes vivos casi terminales, ya sea por decisión propia o por decisión externa autoinducida. Los familiares de las víctimas iniciaron un juicio al laboratorio, y como en el juego en el negocio de los medicamentos (la casa siempre gana). El medicamento en cuestión que había desarrollado el químico de Boyle se denominó comercialmente como Methrotrexate[1], comercializado farmacológicamente bajo el nombre de Metrotrexato.
El químico en cuestión tenía la edad de setenta y cinco años y estuvo a punto de ser nominado al Premio Nóbel por dicha investigación, luego del desastre que se produjo cuando se le administró la droga a pacientes enfermos de cáncer Terminal que murieron a las pocas semanas, el que había sido una de las mentes brillantes, debió huir a Francia para no ser investigado y encarcelado, y allí fue donde por poco un tiro descerrajado en la cien le vuela la tapa de los sesos.
Luego del llamado que Boyle realizó a Amanda con posterioridad a la desaparición del cadáver de Eugenia, ésta le dio las coordenadas del laboratorio mediante el sistema satelital del teléfono. Deberían reunirse en la puerta a las nueve de la noche. Amanda había llamado al químico para que estuviese presente en la reunión y le explique algunos pormenores de la sintetización del barbitúrico a Boyle que conocía de química, ya que era físico y farmacéutico, por lo tanto entendería sin inconvenientes las explicaciones sobre el proceso.
A la hora prefijada los dos autos se encontraron en la puerta del negocio de repuestos, alejado a unos quince kilómetros de la ciudad a un costado de la carretera que unía los pueblos contiguos. Amanda al igual que Boyle llegaron solos, al encontrarse se dieron la mano como gesto cordial del encuentro y una leve sonrisa se deslizó de la boca de Amanda, Boyle movió casi imperceptiblemente la cabeza como aprobando aquel gesto de la dueña –hasta el momento- del negocio.
-¡La puntualidad es una de las cualidades de los orientales, diría yo que es parte de su cultura!. El ser puntual dice mucho de alguien, no lo conozco personalmente hasta ahora, pero usted parece ser alguien estructurado como lo fue Slovsky en su momento, tal vez fueron cortados por la misma tijera, quién sabe.
-¡Gracias por el cumplido!, trato de llevar  adelante mi negocio de la mejor manera posible, y puede quedarse tranquila, si a partir de ahora usted acepta mi oferta, ambos veremos crecer como nunca este imperio que usted y Víctor comenzaron.
-¿Tengo otra opción?.
-Siempre hay opciones, claro que la tiene, por ejemplo decir que no.
-(Carcajada sarcástica), ¿y recibir un balazo en la nuca en este preciso momento?.
-Jamás dije que la mataría y me temo que poco me conoce como para pensar que puedo llevar a cabo un acto tan cobarde como el que usted piensa señora. Me interesa que sea mi aliada no que esté muerta.
-Muy bien, entonces entremos hablemos con el químico y hagamos negocios.
Amanda abrió la puerta del costado del depósito –la misma por donde había escapado el idiota de visera- y entraron para dirigirse al subsuelo donde se encontraba el laboratorio.
El químico cuando del otro lado de la puerta vio la cara de Amanda, presionó el botón para que la puerta se abriese desde el interior, Amanda lo saludó como de costumbre, detrás de ella Boyle se paró frente a él, lo miró de  pies a  cabeza y cuando el químico le extendió la mano no lo saludó, por el contrario ignoró el gesto y siguió adelante.
Bajaron los tres las escaleras, el laboratorio estaba aséptico, era tal la obsesión del químico por la limpieza que los tanques de sublimación de los químicos no tenían ni siquiera una capa superficial de polvo, relucían con los tubos de luz artificial.
-Muy bien, aquí estamos, este es mi químico, y en breves palabras le describirá el proceso de sintetización (dijo Amanda a Boyle).
-Muy bien (comenzó diciendo el químico), el producto que producimos en este laboratorio tiene un grado de pureza del…
En el momento en que el infeliz estaba explicándole a Boyle esto y Amanda se hallaba de espaldas a éste a un  costado del químico, siguiéndolo, una explosión retumbó en aquel recinto y pareció que el lugar había entrado en  un caos total, Amanda aturdida por el fuerte estampido se tiró de manera instintiva al piso, el químico también cayó a su lado, -Estás bien, ¿¡estás bien!? (le preguntó Amanda).
No hubo respuesta, de pronto la cabeza de aquel hombre se vio inundada en un charco de sangre, cuando Amanda giró, Boyle estaba de pie con su glock en la mano derecha, había matado al químico de un balazo en la nuca.
-¿Qué ha hecho idiota?. (Exasperada).
-Por lo que yo veo he matado al químico.
-¡Estúpido él era el que sintetizaba el barbitúrico!, ahora estamos perdidos, arruinó lo que tanto me costó conseguir; Maldito ahora me matará de la misma forma que mató a mi persona de confianza, ¡como a un perro!.
-Señora, usted cree que el químico era la única persona que podía conocer la formula de sintetización del barbitúrico, acaso ¿usted no la conoce?.
-No la conozco ¡Imbécil!.
Boyle se agachó y puso el cañón del arma en la frente de la mujer. –Miéntame una vez más y usted también verá como se apaga la luz en un instante. –¡Dios. Maldito Boyle, sabía que no tendría que confiar en usted, pero la debilidad es algo que en ciertas ocasiones me toma desprevenida, esta fue una de ellas, no volverá a pasar!. Se lo juro.  –Por favor, ¡miéntame una vez más!. –La formula está guardada en una caja de seguridad en el banco de la ciudad de Argmstrom a cincuenta kilómetros de aquí, Merrell no era estúpido, y la única persona que conoce la caja soy yo. –Incorrección, yo también conozco la caja donde están los gráficos y las formulas para la sintetización del barbitúrico, como se dará cuenta antes de liquidar a Merrell, esa información me fue confiada por él mismo, claro que no por propia voluntad, sino porque tuve que obligarlo con algunos métodos pocos agradables que no quiero detallar en este momento, pero se imaginará que no fueron de lo más placenteros, y aunque no lo crea, no lo fueron ni para él ni para mi. –¡Hijo de puta!. –No voy a matarla, tengo mi químico que sintetizará el barbitúrico, por lo tanto a partir de ahora usted es mi subordinada, es decir que trabaja para mi, sé de su contacto en Praga porque Slovsky conocía bien aquella ciudad, por lo tanto la necesito para la logística y distribución en aquellos remotos lugares, a partir de ahora este negocio es mío y si tiene alguna objeción, escúpala ahora o calle para siempre.
Sepa en este momento que no me es imprescindible, y sepa también que cualquier día, en cualquier momento puedo meterle a usted y a su hijo una bala en la cabeza como lo he hecho ahora con este idiota, por lo tanto me imagino y supongo con certeza que a partir de este instante su vida será una incertidumbre continua, permanente, por lo tanto espero que cumpla eficientemente con el trabajo que debe desempeñar, porque de otra forma el fin inevitable que usted tiene, si no cumple con su parte sólo logrará adelantarlo indefectiblemente con mayor rapidez.
Amanda asintió con lágrimas en los ojos, boyle le pidió una copia de la llave del depósito y encomendó a la mujer que se hiciese cargo del cuerpo del hombre muerto, mañana el laboratorio estaría funcionando a pleno con un nuevo químico, y a partir de ese momento la oficina de Amanda estaría en el mismo laboratorio, de allí se haría la logística y los contactos serían puestos en marcha desde aquel lugar. En silencio Amanda asintió, pero en su interior el odio comenzó a ganar un espacio que nunca antes había tenido lugar, ni siquiera cuando tuvo que matar a Slovsky, su propio esposo.



[1] El metotrexato también conocido por las siglas  (MTX), es un fármaco usado en el tratamiento del cáncer y enfermedades autoinmunes. En la década de 1950 se empezó a usar para el tratamiento del cáncer. El metotrexato se ha utilizado durante más de 25 años en el tratamiento de la artritis reumatoide, y en 1988 fue aprobado en Estados Unidos por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), para su uso en la artritis reumatoide del adulto. El metotrexato tiene su origen a mediados de los años cuarenta del siglo XX, cuando el doctor Sidney Farber del Hospital Infantil de Boston estudiaba el efecto del ácido fólico en la leucemia aguda infantil.1 Farber pidió al doctor Yellapragada Subbarao, cuyo equipo había conseguido sintentizar por primera vez en 1946 ácido fólico, que creara un anti-folato, una molécula capaz de inhibir una enzima implicada en la síntesis del ácido fólico. El metotrexato fue administrado a un grupo de niños enfermos de leucemia, comprobándose su efecto beneficioso, por lo que se considera que este fármaco marcó el comienzo de la quimioterapia en oncología. Su administración en pacientes vivos, costó la vida de casi todos ellos en centros clandestinos de investigación en la década del ´70.

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