Prólogo al diccionario
El presente diccionario
pretende ser una herramienta de consulta dirigida especialmente a los alumnos
de la educación secundaria del ciclo básico y superior. El objetivo del mismo
es presentar y definir los términos utilizados por los autores de dos grandes
movimientos literarios: el Barroco y el Romanticismo dentro de la literatura
española y argentina, en los textos clásicos que propone el diseño curricular
de la Provincia de Buenos Aires para la materia Prácticas del lenguaje y
Literatura.
Los
estudiantes como individuos sociales, en su formación socio-cultural se
apropian del capital lingüístico y literario que la educación secundaria les
proporciona a lo largo de esta etapa, es necesario entonces que puedan tener a
su alcance esta obra para el trabajo cotidiano dentro del área, ya que muchos
de los términos que en estas obras fueron utilizados, no se corresponde con el
vocabulario que nuestros adolescentes manejan dentro del contexto comunicativo
actual.
Según
F. de Saussure, una de las características del signo lingüístico es su
mutabilidad e inmutabilidad, y en las obras literarias propuestas dentro del
corpus, esto se ve claramente. Por lo tanto es necesario que los alumnos,
puedan encontrar el equivalente moderno de cada uno de los términos utilizados
para poder significar los textos leídos, ya que muchas veces es casi imposible
recuperarlos por cotexto lingüístico.
La
semántica a través del tiempo ha podido dar respuesta a determinadas cuestiones
que son tangibles dentro del sistema de la lengua. La sinonimia y la homonimia
son dos de los principales temas que hoy en día aprenden los alumnos dentro de
las aulas de la escuela moderna, y si se establece una red de relaciones entre
significados es porque los diccionarios se encuentran al alcance de toda
persona que desee ampliar su repertorio léxico. En otras épocas el diccionario era un libro de consulta
permanente, no para aprender nuevos términos, sino para construir un texto con palabras
que no se repitan, o que tal vez sean diferentes. No se debe olvidar que todo
texto es producido para un lector que tal vez no sea el modelo o empírico, sino
que deba poseer una herramienta de consulta permanente.
Prestando
atención a la definición de Lyons en cuanto a signo lingüístico:
¨un signo es un estímulo asociado a otro estímulo, del cual evoca una
imagen mental¨
Una
imagen mental. Es decir que aquel objeto evocado por un nombre debe prefigurar
en la mente del lector la huella de esa cosa evocada, en otras palabras, la
palabra debe ser algo así como el nombre que permite reconocer mentalmente el
objeto, en forma directa y sin espacio para el ruido o la polisemia de ideas.
Por lo tanto, este diccionario pretende que el lector investigue y reduzca el
vacío provocado por la información que una palabra en desuso puede provocar. En
palabras de Saussure:
¨ esta asociación es de naturaleza psíquica, no son las cosas, sino las
imágenes de las cosas y la idea de que ellas nos formamos, lo que se asocia en
nuestra mente. El signo lingüístico no une una cosa y un nombre, sino un
concepto y una imagen acústica¨
Pero no siempre la semántica y la
lingüística han podido dar soluciones tangibles. Hace aproximadamente
quinientos años, Wilfred Voynich descubrió lo que hasta hoy en día sigue siendo
un completo y absoluto misterio, no solo para estas disciplinas, sino también
para otras tantas como la semiología y la sociología. Según Diego Guebel en su
novela ¨El Caso Voynich¨, éste fue un prominente librero alemán que
posteriormente se traslado a América, en una de sus tantas e incansables
búsquedas para atiborrar las arcas de su negocio, encontró un libro extraño, un
códice, escrito en cuarto mayor que llamó susceptiblemente su atención. Este
extraño manuscrito le quitó el sueño durante mucho tiempo hasta que exhausto
por no poder descifrar su lengua, decidió compartir el libro con un lingüista
amigo, allí comenzó la carrera de las incertidumbres. Su amigo pudo establecer
que el texto de unas 300 páginas estaba escrito en una lengua que no se
asemejaba con ninguna de las conocidas por el hombre. Al parecer estaba cifrado
bajo un vocabulario que intentaba transmitir a alguien los conocimientos sobre
botánica, astronomía, herborística, astrología y medicina. Pero ¿cuál era el
objeto de escribir un códice con al parecer 3000 términos irreconocibles?, ¿por
qué alguien se habría tomado el esfuerzo de redactar un tratado sin que pudiera
significar algo concreto?. Algunos pensaron que podría tratarse de una gran
broma, otros que el texto no significaba nada. Posteriormente se supo que el
códice está escrito en una lengua que guarda algunas características con la
escritura convencional: está escrito de izquierda a derecha, de arriba hacia
abajo y cumple con una de las reglas principales de la escritura humana, la Ley
de Zipf:
Esta ley La llamada Ley de Zipf, formulada en la década de
1940 por George Kingsley Zipf, lingüista de la Universidad de Harvard, es una ley empírica según la cual, por ejemplo, en una
lengua, la frecuencia de aparición de distintas palabras sigue una distribución
lógica .
Esto
significa que el segundo elemento se repetirá aproximadamente con una
frecuencia de 1/2 de la del primero, y el tercer elemento con una frecuencia de
1/3 y así sucesivamente. Una ley no empírica, pero más precisa, derivada de los
trabajos de Claude
Shannon fue
descubierta por Benoît Mandelbrot.
El autor, no solo conocía la lengua, sino
también que estaba familiarizado con ella, la constancia caligráfica de cada
uno de los signos a lo largo del texto así lo confirma. Un congreso de
botánicos congregado para el estudio de las plantas que aparecen dibujadas en
el texto, determinó que ninguna de las especies que allí se exponen, guarda
similitud con las que existen sobre la faz de la tierra.
Hoy
en día este manuscrito sigue siendo un completo misterio. Es harto sabido que
la civilización sumeria fue la que inventó la escritura, la que hoy se conoce
como cuneiforme, y también es materia de estudio si esta antigua civilización
pudo llegar a tener algún tipo de contacto con otra superior, por ejemplo
extraterrestre. No se entiende como ellos, sin ningún tipo de tecnología,
pudieron a ciencia cierta plasmar sobre piedra los esquemas del sistema solar,
todavía eso también es un gran misterio. Es por todo ello que un texto debe
significar, debe producir en alguien la huella necesaria para que pueda ser
comprendido, el proceso psicológico que permite este mecanismo, es decir la
cognición, característica principal del ser humano está al alcance, solo es
necesario apropiarse de ella. En palabras de F de Saussure:
¨ Considerado en sí mismo, el pensamiento es como una nebulosa donde nada
está necesariamente delimitado. No hay ideas preestablecidas, y nada es
distinto antes de la aparición de la lengua¨
Invitamos
entonces al estudiante a que se apropie de los términos que han quedado en
desuso, para que pueda comprender por sí mismo que existe otro mundo mas allá
del de las palabras conocidas, existe otro repertorio que esta ahí, al alcance
de la mano, porque la lengua es un bien social que acrecenta culturalmente al
individuo, y para que una vez más se comprenda a ciencia cierta que la lengua es forma y no sustancia.
Martín Ramos
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