Extravìo


 

bonum et malum, album et nigrum in nobis est.

Oyó el canto de los pájaros que estuvieron siempre,

posó sus manos sobre aquella arena húmeda, solitaria,

sus ojos en el horizonte, las olas replegadas. Espasmos en sus oídos, huérfanos,

de todo, de todos, de aquellos y de ninguno.

Y el pálido cielo azul, de un plomizo enfermo, apagado en manchas blancas que eran el discorde efecto de uno y mil pensamientos, le hizo recordar, subvertir aquello que anhelaba ser.


                                                                                                                                 Martìn Ramos

No comments:

Post a Comment

Despedida

Cuando pensó que llegaría a destino, faltando pocos metros para cruzar el obscuro camino que la llevaría de nuevo a su casa, una mujer se in...