Mis
más oscuros sentimientos mueven las montañas de mis manos rocosas, melladas de
estigmas antiguos, de falsedades que aún hoy atormentan mi pensamiento.
En
ocasiones creo que la locura no es más que un estado del cual se puede entrar
tan fácilmente como si se entrase a un bar a beber una copa de vino.
En
otras tal vez pienso que ya lo estoy, y que finjo como ¨Asterión¨ cruzarme y
mezclarme entre la plebe. La misantropía tal vez sea un error humano, la
perceptible equivocación de quien no quiere aceptarse a sí mismo.