Sinestesias

¨A veces el lenguaje encuentra las palabras adecuadas¨


 

                Hojas de calcio, sabores a menta recién cortada, verdes frescos en ramas erguidas al cielo contemplante. Los ecos de la noche que llegan a mis oídos atentos, tus labios con sabor a néctar, sentidos que se encienden como luces de neón en marquesinas solitarias de calles pobladas de gentes que impertinentes cocan sin cesar sus hombros.

                Un susurro en mi oído, un TE AMO furtivo y resonante que me completa sin reparos. Tus dedos acariciando mi cuerpo, ansioso e irremediable. Una noche juntos, abandonados a nosotros mismos cuando la misma noche grita que es madrugada. Mis dedos acariciando tu aterciopelada nuca, suave e intensa como un atardecer en el horizonte, naranja cielo que clama por el inevitable devenir de la luna.

                El silencio de nuestras miradas que se cruzan hablan de nuestro amor perfecto, como un doblar de campanas lejanas allí, a la vuelta de nuestros hombros desnudos. Y un clamor crujiente bajo nuestros pies, en aquellas pinoteas que reciben el peso de nuestros cuerpos, admiradas, fascinadas cantando mudas por nuestro incansable ir y venir sobre ellas.

                Cuando me hallo frente a ti amor, una suave brisa acaricia mis párpados enrojecidos por el encuentro de nuestras bocas. Espero un segundo para mirarte, eterno pero tan finitamente efímero que necesito un millón de ellos para calmar una sed de amor abrazadora. Y mi corazón que siente al tuyo como aquella inmaculada gaviota rasante sobre el mar siente la espuma de las olas, me dejo llevar por tus manos de seda verde que me llevan a esos lugares impensados, a los que quiero llegar contigo. Entonces la luz del amanecer nos dice que nuestra pasión atravesará lunas y soles incandescentes, al igual que la noche traspasa los umbrales de todo tiempo.

 

                                                                                                                                 Martín Ramos 


Despedida

Cuando pensó que llegaría a destino, faltando pocos metros para cruzar el obscuro camino que la llevaría de nuevo a su casa, una mujer se in...