Supernova


 

Supernova

                                                       A: María Alejandra Poloni.

 

                Hoy te despertaste a mi lado, increíblemente bella. Tus rizos acariciando mi hombro, tu cuerpo toda la noche junto al mío.

                La misma cama que es fiel testigo del sexo de nuestros cuerpos ardientes como el blanco astro de verano, ahora contempla nuestras caricias, nuestros besos interminables. Miradas cómplices que todo lo dicen, sinestesias de todo tipo nos envuelven segundo a segundo, la poesía abstracta materializada en nosotros dos, que somos dos corazones palpitantes en uno.

                Hoy me desperté a tu lado, y contemplando en silencio tu cuerpo, descubrí -redescubrí-, lunares como estrellas en el cielo infinito de tu espalda, deliciosa como tus hombros esbeltos. El lienzo perfecto, tu piel para el retrato de tu alma, en óleo, en acuarela. Y, cada pincelada que fue trazada sobre él, es la mas pura perfección de tu inexorable belleza, cada trazo que compone tus rasgos, es irreprochable a aquel artista excelso que con pulso firme lo trazó, porque consiguió concretar en ti la mas perfecta obra de arte. Y tal como avezado crítico, supe traspasar en lo que es obvio para la vista y llegar al significado profundo. Y cuando lo contemplé y lo comprendí, pude darme cuenta -inmediatamente-, que los palimpsestos que atrás del obvio lienzo irrefutable a primera vista, que existen muchos más, interminables, y que al ojo furtivo no le son revelados.

                Entonces digo, que detrás de lo irrefutablemente obvio, a la primera impresión, se halla lo más delicioso y preciado de tu esencia, quiero decir, un alma pura, un corazón con ganas de amar y ser amado. Una supernova que pude descubrir, oculta en tu interior, perfecta, eximia. A la que mucho tiempo atrás le asignaron el nombre de Alejandra, a la que quiero observar, contemplar hasta pulverizarme los ojos, al igual que cualquier astrónomo que se enamora de una estrella perfecta, re-descubierta y completamente enamorado de ella, comprende -conscientemente-, que no encontrará otra similar en su propio universo.

                Así te contemplo mi amor, perplejo ante cada uno de tus lienzos que no hacen otra cosa que demostrarme que sos única, irrepetible, y que me enamoré de vos -desde que te descubrí-, para observarte perplejo, cada mañana que te despiertas a mi lado, cada noche que con tu brillo infundís sobre este atónito espectador, un sentimiento mas que profundo, simplemente perfecto e irrepetible.

 

                                                                                                        Martín Ramos

 

Contigo

 

                Existen palabras huérfanas que subyacen en inconscientes inconexos y que al mismo tiempo expresan los mas cálidos y profundos sentimientos.

                Inexorablemente, existen corazones como lápidas, que revelan epitafios sombríos como tumbas corroídas por el olvido.

                Hallé un alma pura entre esta maraña de pertrechos indescifrables que me libera de aquellas cadenas a perpetuidad, las que me empujaban hacia abismos oscuros.

                Encuentro en ella, un corazón puro, un diamante en la playa cálida de mi conciencia renovada, ese que diáfano como un cielo de verano, me hace navegar por las aguas de aquel Poseidón tan alabado.

                Suspiro a su oído, y puedo escuchar los ecos de su corazón palpitante que se acelera, tal como pasos presurosos para llegar a destino.

                Un alma perdida que no hallaba descanso (la mía), encontró de antemano el refugio más estimado (en ti), para ser resguardada de cualquier tormenta impetuosa, de las espinas de tallos abandonadas en campos marchitos.

                Te encontré y me encontraste justo a tiempo, si el tiempo en tal caso es mensurable, para navegar juntos sobre aguas hoy calmas, tal en un futuro. Entonces sobre ellas deleitarnos como en aquel paraíso el magnánimo lo hizo con la bella Anfitrite. ¡Como tú y yo en este momento…! para siempre!

Despedida

Cuando pensó que llegaría a destino, faltando pocos metros para cruzar el obscuro camino que la llevaría de nuevo a su casa, una mujer se in...